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Linda y delgada castaña iba tranquilamente por las calles de la ciudad, pero tan pronto como la gente alrededor se hacía más pequeña de vaca no dirigir ni a quien la cuenta, se quitó las bragas, ha levantado la falda y se sentó en cuclillas, el asfalto. seora volvió a enderezarse y, coño con las manos, dio un paso adelante.